Susanna Isern ha vuelto a hacerlo: Abecemociones es una de sus últimas propuestas para hablar de emociones y tengo que decir que… ¡me ha encantado!
Esta vez Susanna acerca la posibilidad de nombrar y describir las emociones a los más peques.
Se trata de una colección de cuentos protagonizados por animales,-divinamente ilustrados por Marta Cabrol- que ayudarán a poner nombre a lo que sentimos, y que nos darán pequeñas sugerencias para poder lidiar con situaciones recurrentes.

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Abecemociones
Autoras: Susanna Isern, Marta Cabrol
Editorial: Bruño

Edad recomendada: etapa primera infancia, desde los 2 hasta los 6-7 años

Estructura

Abecemociones es un “emodiccionario”: 27 emociones y estados de ánimo que son retratadas a través de 27 pequeños cuentos.
La editorial Bruño ha acompañado estupendamente el texto de Susanna con una edición en cartoné y esquinas redondeadas, para que podamos acercarla a los más peques y que lo exploren y lo consulten con nosotr@s todas las veces que quieran, sin correr el riesgo de desgastar sus páginas.

Contenidos y valores

¿Otro emocionario? ¿Por qué?
Pues porque si está bien hecho, bien merece la pena. Y en este caso, estamos frente a un libro muy bien pensado y editado.

Ya sabéis lo que opino frente al exceso de uso de los libros que catalogan emociones. Por eso me pongo de buen humor -jijiji- cuando me encuentro con libros que tienen esta finalidad pero que la desarrollan a través de cuentos, no de meras descripciones.

Susanna hizo ya un genial trabajo con su Emocionómetro, que no me canso de recomendar, porque consiguió hacer precisamente esto: dejar que fueran unos cuentos quienes se encargaran de contar las emociones.
Con Abecemociones repite este patrón pero esta vez no profundiza en toda la lectura de los indicadores físicos de las emociones, y simplifica también el análisis de las mismas.

Pero esta simplificación, lejos de ser negativa, es 100% funcional al entendimiento de la historia por parte de peques más peques. Mi Serena adora las historias del Emocionómetro y de vez en cuando se interesa también por la parte explicativa, pero muchas veces prefiere que salte esa parte: en su etapa de desarrollo no está para explicaciones racionales, ella está en el sentir. Y lo que hace el cuento es hacerle explorar, conocer, entender su sentir.

Un elemento que he apreciado de los microcuentos que nos propone Susanna, es que en algunos casos -y allí se lee su experiencia como psicóloga y como madre- propone ciertas actitudes para ayudar a superar determinados estados emocionales no placenteros.

No se trata de definir las emociones como negativas o positivas, sino de ser conscientes de cuales son las que nos hacen sentir bien y de las que sentimos cuando no estamos bien. Lo que importa es nuestra actitud frente a ellas, y nuestra capacidad de no ser llevados por las emociones y su ímpetu.

Creo que para que se entienda bien a lo que me refiero, será más fácil recurrir a un ejemplo práctico, basado en el mismo Abecemociones. Cuando sentimos envidia, como le pasa a nuestro elefante, está bien sentirla y reconocerla, pero es importante luego no hundirse en ella y saber actuar pósitivamente con respecto a lo que sentimos. 

Nuestro elefante no se quedará bloqueado en la emoción inmediata de la envidia, sino que la usará para entender cuál es su deseo, que , una vez cumplido, le ayudará asentirse mejor. Así que en vez de quejarse, se pone mano a la obra y va en búsqueda de una sombra para él mismo.

Se trata de cuentos inspiradores que se acompañan de una pequeña reflexión, que casi nos anima como haría un cuento budista, a entendernos y a encontrar nuestro camino.

Ilustraciones

El estilo de Marta Cabrol no podía ser mejor aliado para este trabajo: la expresividad de los animales y de las situaciones, que además viene transmitido a través de una única ilustración es genial. Los personajes son absolutamente entrañables y nos animan a querer conocerles, empatizar con ellos y leer todas sus historias.

Para qué y para quién

Un libro para consultar siempre que apetezca, genial para poder ser usado como apoyo en determinados momentos en los que necesitemos hablar con nuestr@s peques sobre algunas situaciones emocionales en especial.
Lo veo adecuado para la etapa de la primera infancia – que abarca una franja de edad que va desde los 2 hasta los 6/7 años- porque favorece un primer acercamiento a la inteligencia emocional sin forzar su introducción. 
Óptimo para familias y educador@s.
¡Muy recomendable!

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